Meyssan: ¿Cómo se manipula a los yihadistas? / Las raíces modernas del terrorismo del «Isis»

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El auténtico objetivo de los ataques norteamericanos es la infraestructura siria. Los terroristas del «ISIS» son la excusa para intervenir, pues no habían podido hacerlo directamente hasta ahora

«Ante nuestra mirada»

¿Cómo se manipula a los yihadistas? ¿Quién lo hace?

| Damasco (Siria) | 24 de noviembre de 2014

http://www.voltairenet.org/article186015.html

Mientras Francia y el Reino Unido descubren con horror que personas normales pueden ser súbitamente transformadas en asesinos sanguinarios, Thierry Meyssan analiza ese fenómeno, que él mismo ya venía denunciando desde hace 13 años. Algunos yihadistas no son takfiristas ni mercenarios sino que han sido manipulados para convertirlos en asesinos.

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Soldado sirio decapitado por los «moderados» del Ejército Sirio Libre.

Los dirigentes europeos parecen súbitamente espantados ante el descubrimiento de la cantidad de yihadistas que han producido sus propios países y ante los crímenes que estos están cometiendo. Sin embargo, en el Reino Unido y en Francia se elevan las voces de quienes tratan de entender cómo es posible que personas que gozan de la estima de quienes les rodean puedan irse repentinamente a Siria o Irak y convertirse allí en degolladores. Y nos hablan de «manipulación mental» pero sin llegar hasta el final del razonamiento porque si los yihadistas europeos de ahora han podido ser manipulados, eso significa que es posible que otros yihadistas también hayan sido manipulados durante los últimos 13 años y que tenemos que revisar todo lo que creemos saber sobre hechos anteriores.

Antes de retomar esa cuestión, que modifica profundamente la percepción que los europeos podían tener sobre la «guerra contra el terrorismo», me gustaría recordar la hipocresía de los líderes europeos que fingen descubrir ahora los crímenes que desde hace tiempo han estado apoyando y financiando de manera totalmente consciente.

El apoyo de Francois Hollande a las decapitaciones

Resulta imposible comprender la ineficacia de los dirigentes europeos ante el reclutamiento de terroristas entre sus propios conciudadanos sin interrogarnos sobre la responsabilidad personal de esos mismos dirigentes.

Las decapitaciones no son un fenómeno nuevo. Son, por el contrario, una práctica que comenzó ocasionalmente en Irak –en 2003– bajo la ocupación militar estadounidense y que se extendió durante las guerras desatadas contra la Yamahiria Árabe Libia y contra la República Árabe Siria.

La «primavera árabe» libia comenzó con una manifestación en Bengazi, en la noche del 16 de febrero de 2011 y al mismo tiempo, de manera coordinada, con acciones armadas contra los cuarteles Hussein Al-Jwaifi y Shahaat y contra la base aérea Al-Abrag, atacados por miembros del Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL), o sea al-Qaeda en Libia. En la mañana del 17 de febrero, los yihadistas atacaron cuarteles en Zawiya y Misurata y las sedes de la policía en Zwara, Sabratha, Ajdabiya, Derna y Zentan. En varios casos hay testimonios de que los atacantes colgaron a varios soldados y de que otros uniformados fueron decapitados.

La «primavera árabe» siria comenzó, por su parte, en Deraa. A la salida de la plegaria del viernes, unas 15 personas desplegaron banderolas contra el estado de sitio y contra la República. Inmediatamente después, yihadistas atacaron un edificio de la inteligencia militar, situado fuera de la ciudad, que se utilizaba para el trabajo de vigilancia del Golán ocupado por Israel [1]. Víctimas del factor sorpresa, los militares sufrieron gran número de bajas y al menos uno de ellos fue decapitado.

Sin embargo, lejos de denunciar esas decapitaciones, los países de la OTAN aplaudieron a los yihadistas y denunciaron a los Estados atacados por esos elementos.

Las decapitaciones se convirtieron después en una forma de sembrar el terror. Se generalizaron primeramente en Libia y más tarde, después de la caída de la Yamahiria y del envío de los yihadistas del GICL a Siria, también se hicieron corrientes en este otro país.

Pero las decapitaciones no son la única manera de sembrar el pánico. Los yihadistas también acostumbran a desmembrar los cadáveres de sus víctimas y arrojar los pedazos en las plazas públicas.

En febrero de 2012, cuando los canales de televisión atlantistas y los de las monarquías del Golfo afirmaban que el Ejército Árabe Sirio estaba bombardeando el Emirato Islámico de Baba Amro y que este resistía como un nuevo Stalingrado, esas mismas televisiones evitaban cuidadosamente explicar en qué consistía aquel «Emirato», que nada tenía que envidiarle al actual Daesh [2]. En Baba Amro, un tribunal islámico condenaba a muerte tanto a los sunnitas acusados de apoyar la República como a los infieles, o sea las personas que no eran sunnitas (alauitas, chiitas, cristianos). Como pudo comprobarlo Der Spiegel, más de 150`sirios fueron degollados en público en Baba Amro [3]. Y todo eso sucedía bajo los aplausos de Abou Saleh, periodista de France24 y de Al-Jazeera.

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El 6 de julio de 2012, en ocasión de la conferencia de los «Amigos del Pueblo Sirio», el presidente francés Francois Hollande reunía en París a los representantes de 120 países y organizaciones internacionales para reiniciar la guerra contra la República Árabe Siria. En ese encuentro, el presidente francés reclamó un aplauso para Abou Saleh, a quien vemos aquí, a la extrema derecha, de frente, la única persona que permanece sentada en la tribuna. Este individuo había escenificado el degollamiento público de más de 250 sirios por el Emirato Islámico de Baba Amro, creado en una «zona liberada» por los «moderados» del Ejército Sirio Libre.

Pero los países de la OTAN no se limitaron a abstenerse de condenar a aquellos asesinos. El presidente francés Francois Hollande recibió con todos los honores a Abou Saleh, e incluso reclamó para él un aplauso de las delegaciones de 120 países y organizaciones internacionales reunidas en París el 6 de julio de 2012.

Resulta que, para la OTAN, el Ejército Sirio Libre se componía de «moderados» [4]. Parece que existe una forma «moderada» de degollar al prójimo.

Nada, ni siquiera la escena de canibalismo protagonizada por Abu Sakkar, ex comandante del Emirato Islámico de Baba Amro, y mundialmente difundida a través de YouTube ha podido cambiar esa visión de las cosas. Parece que también existe una manera «moderada» de comerse el hígado y el corazón del prójimo.

En cualquier democracia del mundo, un presidente que aporte abiertamente su respaldo a tales comportamientos criminales sería destituido. Pero no sucede así en Francia, donde los parlamentarios fingen considerar esos crímenes como parte de las «prerrogativas» del presidente de la República.

 

¿Quién recluta a los yihadistas europeos?

Dirigentes políticos europeos han llamado públicamente a asesinar al presidente sirio Bachar al-Assad y han expresado públicamente su apoyo a al-Qaeda. El caso más emblemático es el del ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, quien declaró el 17 de agosto de 2012:

«Estoy consciente de la fuerza de lo que estoy diciendo: el señor Bachar al-Assad no merece estar sobre la tierra.» [5].

El 12 de diciembre de 2012, el mismo Laurent Fabius asumía personalmente la defensa de al-Qaeda y protestaba contra la inclusión de su rama siria en la lista de organizaciones terroristas declarando que

«en el terreno están haciendo un buen trabajo.» [6].

O sea que no habría que considerar a los yihadistas europeos como simples criminales ya que no han hecho otra cosa que obedecer las órdenes de sus dirigentes. Sin embargo, algunos de ellos han sido inculpados mientras que los políticos que antes aplaudían sus crímenes siguen en sus cargos.

Es importante señalar que al principio los yihadistas europeos eran delincuentes, reclutados en la cárcel, que pensaban que podían hacer en Siria todo lo que las leyes les prohíben hacer en sus propios países (violar, saquear, asesinar). Pero ahora son individuos corrientes reclutados a través de internet.

Manipular a individuos jóvenes únicamente conversando con ellos en fórums o a través de las redes sociales, utilizando a veces su lengua natal, su cultura e incluso su historia personal hasta convertirlos en asesinos es algo que exige gran habilidad y capacidad de manipulación. ¿Podemos creer realmente que los mercenarios del Emirato Islámico son capaces de lograrlo? Ese tipo de manipulación exige equipos capaces de informarse sobre el perfil de los individuos escogidos como blanco, capaces de identificar sus debilidades y de encontrar las palabras adecuadas para convencerlos. Ese tipo de trabajo es para grupos de especialistas, no para grupos de campesinos iraquíes.

Cuando esos jóvenes –muchachos o muchachas– ya están convencidos de que pertenecen a una comunidad y de que tienen que defenderla con las armas, se van a Turquía. Allí, quien se encarga de ellos es el Emirato Islámico, que se mueve en toda Turquía bajo la protección del MIT (los servicios secretos turcos). Posteriormente son enviados a Siria o Irak, donde pasan un periodo de espera durante el cual se les somete al consumo de drogas y reciben diversas enseñanzas y entrenamientos hasta que llegan a estar mentalmente acondicionados para matar.

Las investigaciones de la CIA y el Mosad sobre el acondicionamiento mental

Las principales investigaciones sobre las posibilidades de convertir personas normales en asesinos fueron realizadas por la CIA y las fuerzas armadas de Estados Unidos bajo denominaciones codificadas como Projet Chatter (1947 a 1953), Project Bluebird (1951 a 1953), Project Artichoke (1951 a 1953) y Project MKultra (1953 a 1973) [7].

Esos programas, desarrollados bajo la dirección de científicos nazis exfiltrados de Europa por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, exploraron las posibilidades que ofrecían la hipnosis, la privación sensorial, los abusos sexuales, numerosas drogas así como diversas formas de tortura. El objetivo era responder a la siguiente pregunta:

«¿Podemos controlar a una persona al extremo de que haga lo que le pidamos, incluso en contra de su propia voluntad y hasta yendo en contra de las leyes fundamentales de la naturaleza, como el instinto de autopreservación?»

Los archivos sobre esas actividades fueron en su mayoría destruidos, en 1973, por orden del director de la CIA, Richard Helms. Pero la Comisión Investigadora senatorial presidida por el senador Frank Church y, posteriormente, los trabajos de otro director de la CIA, el almirante Stanfield Turner, revelaron que más de 30 universidades participaron en esas investigaciones, que a su vez abarcaban más de 150 proyectos experimentales diferentes. Esos proyectos se desarrollaron en Estados Unidos y en varios países miembros de la OTAN, a espaldas de las poblaciones utilizadas como conejillos de India.

Como ejemplo, y según los archivos recientemente disponibles de la CIA, esa agencia de inteligencia de Estados Unidos realizó en 1951 un importante experimento de acondicionamiento masivo en un pueblecito francés llamado Pont Saint-Esprit, sin que la población del lugar lo supiera. El uso de la droga conocida como LSD, administrada mediante su aspersión en forma de aerosol, desató en ese lugar una ola de locura colectiva que provocó en pocas horas la muerte de 7 personas y dejó además 32 casos de patologías irreversibles [8].

En 1973, Estados Unidos dejó de hacer aquellos experimentos… o más bien los trasladó a Israel. Pero los retomó en 2001 y para ello organizó el campo de concentración llamado X-Ray, en la base naval estadounidense de Guantánamo, bajo la dirección del profesor Martin Seligman [9]. El objetivo era usar la tortura, pero no para obtener confesiones sino para inculcarle a los prisioneros toda una serie de confesiones imaginarias de manera que las hiciesen por sí solos y estando incluso orgullosos de hacerlas. La publicación de la investigación del Congreso de Estados Unidos sobre esos crímenes ha sido pospuesta en múltiples ocasiones [10].

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La serie «Crisis», recientemente transmitida por la NBC, muestra el trabajo de acondicionamiento de soldados estadounidenses realizado por químicos de la CIA.

Esos hechos han sido ampliamente documentados. Incluso se han visto reflejados en la cultura popular y han dado lugar a numerosas obras de ficción, hasta en la televisión y el cine de Estados Unidos.

Si se admite que todos esos experimentos han podido arrojar al menos algunos resultados, también hay que reconocer que Estados Unidos e Israel cuentan con posibilidades de acondicionar personas normales para llevarlas a cometer crímenes e incluso a actuar como kamikazes en atentados suicidas. Lo anterior modifica totalmente la percepción que se tiene de una organización como al-Qaeda, especializada en los atentados suicidas.

Marketing ideológico

Para justificar los recientes casos de yihadistas europeos, que parecen sacados de los experimentos de los médicos nazis exfiltrados y utilizados por la CIA y de las más recientes experiencias del Dr. Seligman en Guantánamo, durante los últimos años se ha utilizado como tapadera la ideología wahabita.

Pero es de manera totalmente falsa que ese fanatismo religioso ha sido presentado como la causa de los crímenes cometidos «en nombre del islam».

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El hecho es que la mayoría de los yihadistas ignoraban en qué consiste el wahabismo cuando entraron en contacto con al-Qaeda o con el Emirato Islámico. Sin embargo, si desde 1979 Arabia Saudita, Qatar y el Emirato de Sharjah han logrado implantar el wahabismo en toda Europa y extenderlo un poco en el mundo árabe a tal punto que se le considera como una rama integrista del islam, esa corriente se define a sí misma como el único islam verdadero y condena como heréticas todas las demás escuelas teológicas, tanto el chiismo como las otras 4 escuelas sunnitas tradicionales. El lector curioso puede consultar los escritos del fundador, Mohammed ben Abdelwahhab. En ellos descubrirá que para el fundador del wahabismo los sunnitas no son musulmanes.

Jean-Michel Vernochet mostraba recientemente cómo los británicos utilizaron simultáneamente el mito de la nación árabe y la secta wahabita para combatir el califato turco y derrocar el imperio otomano [11]. Con toda lógica, si el Emirato Islámico restaura hoy el califato, no lo hace como sucesor de los Fatimidas, de los Abasidas ni de los Omeyas, a los que considera herejes, sino en lugar de todos ellos.

¿Qué hacer?

En primer lugar, poner fin a toda forma de respaldo a los yihadistas, incluso cuando se trata de derrocar regímenes que resisten ante los designios del imperialismo. Y también habría que destituir a los políticos que apoyan públicamente los desmanes de los yihadistas.

En segundo lugar, poner fin a toda forma de apoyo a la ideología wahabita, incluso cuando quienes la citan son el rey de Arabia Saudita o los emires de Qatar y de Sharjah. Y reclamar de inmediato la igualdad de derechos para las mujeres de esas monarquías y la autorización de practicar libre y públicamente su religión. Y además poner bajo vigilancia a los imanes wahabitas en Europa y arrestarlos cuando incitan al crimen o elogian a quienes los cometen.

Para terminar, también habría que respaldar al presidente estadounidense Barack Obama frente a aquellos que, como el senador John McCain [12], e incluso dentro de su propia administración, organizan y financian la manipulación de las mentes de los yihadistas.

Esas medidas permitirían frenar en seco el reclutamiento de yihadistas. Pero no resolverán el problema de los yihadistas que regresan de Siria o de Irak. Es cierto que estos últimos son casos que caen en el marco de acción de la justicia, pero deben ser reconocidos como personas sin responsabilidad penal, como en el programa de reconciliación nacional que está aplicando la República Árabe Siria.

[1] Fue sólo después de esos hechos que Al-Jazeera difundió el rumor sobre niños supuestamente torturados por la policía.

[2] Daesh es el acrónimo árabe del actual Emirato Islámico, anteriormente conocido como EIIL.

[3] “Rebellen in Syrien: Der Henker von Bab Amr”, Ulrike Putz, Der Spiegel, 26 de marzo de 2012. Versión en inglés: “The Burial Brigade of Homs: An Executioner for Syria’s Rebels Tells His Story

[4] El Ejército Libre Sirio ya no existe en el terreno. Donde sí existe todavía es en los salones de los grandes hoteles de Estambul y París. Algunos grupos armados que operan en Siria dicen pertenecer a esa entelequia cuando esperan obtener armas de la OTAN.

[5] ««Bachar el-Assad ne mériterait pas d’être sur la terre» (Fabius)», AFP, 17 de agosto de 2012.

[6] «Pression militaire et succès diplomatique pour les rebelles syriens», por Isabelle Maudraud, Le Monde, 13 de diciembre de 2012.

[7] Los documentos oficiales disponibles han sido reunidos en 4 CDs y el lector puede bajarlos a través de este vínculo.

[8] «Cuando la CIA utilizaba ciudadanos franceses como conejillos de India», por Hank P. Albarelli Jr., Red Voltaire, 30 de marzo de 2010.

[9] «El secreto de Guantánamo», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 6 de noviembre de 2009. Ver también «Reconoce la CIA que reclutó prisioneros en Guantánamo», Red Voltaire, 26 de noviembre de 2013.

[10] «Director de la CIA confirma censura del informe senatorial sobre la tortura», Red Voltaire, 30 de enero de 2014.

[11] Les Égarés, por Jean-Michel Vernochet, Sigest ed, 2014.

[12] «John McCain, el organizador de la “primavera árabe” y el Califa», por Thierry Meyssan; «John McCain reconoce que está en contacto permanente con el Emirato Islámico», Red Voltaire, 18 de agosto y 20 de noviembre de 2014.

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Los yihadistas del Isis no son medievales – están influenciados por la filosofía moderna occidental

Hay que mirar a la revolución francesa para comprender la fuente ideológica de la violencia del “Isis”

Autor: Kevin McDonald

Traducción: TM

Versión original:

http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/sep/09/isis-jihadi-shaped-by-modern-western-philosophy

En las últimas semanas ha habido un constante ruido de fondo que sugiere que “Estado Islámico” (Isis) y su ideología son una especie de retorno a un pasado remoto. A menudo se enmarca en un lenguaje como el utilizado la semana pasada por el viceprimer ministro, Nick Clegg, quien dijo Isis era «medieval». De hecho, el pensamiento de la banda terrorista es en gran medida de una tradición mucho más moderna, occidental.

La intervención de Clegg no es sorprendente. Dada la extrema violencia de los combatientes de Isis y las imágenes frecuentes de cuerpos decapitados, es comprensible que se intenta dar sentido a estos actos como algo radicalmente «diferente».

Pero esto no necesariamente nos ayuda a comprender lo que está en juego. En particular, se tiende a aceptar una de las afirmaciones centrales del yihadismo contemporáneo, a saber, que “se remonta a los orígenes del Islam”. A un partidario del Isis que sigo en Twitter le gusta decir: «El mundo cambia; El Islam no».

Esto no es sólo una cuestión de debate académico. Tiene un impacto real. Uno de los atractivos de la ideología yihadista a muchos jóvenes es que desplaza el poder generacional en sus comunidades. Los yihadistas, y más ampliamente los islamistas, se presentan como “fieles a su religión”, mientras que sus padres en su opinión, están sumidos en la tradición o la «cultura».

Necesita ser dicho muy claramente: el yihadismo contemporáneo no es una vuelta al pasado. Es una ideología moderna, anti-tradicional con una deuda muy importante hacia la historia y la cultura política occidental.

Cuando hizo su discurso en julio en la Gran Mezquita de Mosul declarando la creación de un “estado islámico” con él mismo como su califa, Abu Bakr al-Baghdadi citó una larga cita del pensador indio / paquistaní Abul A’la Maududi, el fundador de la Jamaat- e-Islami en 1941 y creador término contemporáneo de estado islámico.

El «Estado islámico» de Maududi está originariamente caracterizado por ideas y conceptos occidentales. Toma una creencia compartida entre el Islam y otras tradiciones religiosas, a saber, que sólo Dios es el juez último de una persona, y la transforma – convirtiendo la posesión del juicio de Dios en posesión de, y en última instancia, en monopolio de la «soberanía». Maududi también se basa en la comprensión del mundo natural que se rigen por leyes que son expresiones del poder de Dios – ideas que que proceden de la revolución científica del siglo 17. Compagina estos en una visión de la soberanía de Dios, y luego pasa a definir esta soberanía en términos políticos, afirmando que «sólo Dios es el soberano» (El modo de vida islámico). El Estado y lo divino así se fusionan, por lo que a medida que Dios se convierte en política, la política se convierte en sagrada.

Esa soberanía es completamente ajena a la cultura medieval, con su mundo fragmentado y varias fuentes de poder. Sus orígenes se encuentran en su lugar en el sistema westfaliano de estados y la revolución científica moderna.

Pero la deuda de Maududi a la historia política europea se extiende más allá de su comprensión de la soberanía. El centro de su pensamiento es su comprensión de la revolución francesa, que a su juicio ofreció la promesa de un «estado fundado en un conjunto de principios», en oposición a uno basado en una nación o un pueblo. Para Maududi este potencial se marchitó en Francia; su logro tendría que esperar “un estado islámico”.

En la Francia revolucionaria, es el Estado el que “crea” a sus ciudadanos y nada debe actuar como barrera entre el ciudadano y el Estado. Es por eso que hoy en día las agencias del gobierno francés todavía tienen una ley que impide la recogida de datos sobre el origen étnico, considerada una potencial comunidad intermediaria entre el Estado y los ciudadanos.

Este “ciudadano universal” separado de la comunidad, su nación o de la historia, es el núcleo de la visión de Maududi de «ciudadanía en el Islam». Así como el Estado francés revolucionario creó sus ciudadanos, con el ciudadano impensable fuera del estado, así también el estado islámico crea sus ciudadanos. Esta es la base del argumento de otro modo ininteligible de Maududi de que sólo se puede ser musulmán en un estado islámico.

No mire al Corán para entender esto – mire a la revolución francesa y en última instancia a la secularización de una idea que encuentra sus orígenes en la cristiandad europea: Extra Ecclesiam nulla salus (fuera de la Iglesia no hay salvación), una idea que se transformó con el nacimiento de los estados modernos europeos extra stato nulla persona (fuera del estado no hay personalidad jurídica). Esta idea todavía demuestra un poder extraordinario hoy: es la fuente de lo que significa ser un refugiado.

Si el estado de Isis es profundamente moderno, también lo es su violencia. Los combatientes del Isis no simplemente matan; sino que tratan de humillar, como vimos la semana pasada, cuando acorralados reservistas sirios vistiendo sólo su ropa interior fueron conducidos a su muerte. Y buscan deshonrar los cuerpos de sus víctimas, en particular a través de manipulaciones postmortem.

Tales manipulaciones tienen como objetivo destruir el cuerpo como una singularidad. El cuerpo se convierte en una manifestación de una colectividad a ser borrada, su manipulación convirtiendo lo que antes era una persona humana en un «extraño abominable». Tales prácticas son cada vez más evidentes en la guerra hoy.

Centro para el programa de Isis es su pretensión de herencia musulmana – observen la vestimenta de al-Baghdadi. Parte de contrarrestar esto requiere la comprensión de las fuentes de la época de su ideología y de su violencia. De ninguna manera se puede entender eso como una vuelta a los orígenes del Islam. Se trata de una tesis central de sus partidarios, a la que no se debe dar ningún crédito en absoluto.

Este artículo fue publicado originalmente en «The Conversation».

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Una respuesta a Meyssan: ¿Cómo se manipula a los yihadistas? / Las raíces modernas del terrorismo del «Isis»

  1. Kerl dijo:

    Gracias por la traducción y el artículo de K. McDonald, descubre exactamente los fundamentos del engendro de ISIS.

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